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Artritis:

La artritis es la inflamación o degeneración de las articulaciones, que son los lugares donde se unen dos huesos, como la rodilla o la cadera. Puede afectar a personas de cualquier edad y provoca dolor y rigidez durante dos o más semanas.

Síntomas:

Los síntomas más comunes de la artritis incluyen:

Dolor en las articulaciones.

Hinchazón.

Enrojecimiento de las articulaciones.

Sensibilidad en las articulaciones.

Pérdida de apetito.

Fiebre.

Causas:

La artritis puede ser causada por diversas razones, como:

Desgaste y desgarro del cartílago en las articulaciones.

Anormalidades metabólicas.

Infecciones o enfermedades autoinmunes.

Tipos:

Los dos tipos principales de artritis son:

Artrosis: Daño por desgaste del cartílago en las articulaciones.

Artritis reumatoide: Enfermedad autoinmune que afecta el revestimiento de las articulaciones.

Diagnóstico:

Se basa en la evaluación clínica y pruebas de laboratorio, como análisis de sangre y radiografías.

Tratamiento:

El tratamiento para la artritis se centra en aliviar los síntomas y mejorar el funcionamiento de las articulaciones. Posiblemente necesites probar distintos tratamientos o combinaciones de estos antes de encontrar lo que funcione mejor para ti.

Medicamentos

Los medicamentos que se utilizan para tratar la artritis varían según el tipo de artritis. Los medicamentos más frecuentes para tratar la artritis comprenden los siguientes:

Antiinflamatorios no esteroides. Los medicamentos antiinflamatorios no esteroides pueden aliviar el dolor y reducir la inflamación. Entre los ejemplos, se incluyen el ibuprofeno (Advil, Motrin IB, otros) y el naproxeno sódico (Aleve). Los antiinflamatorios no esteroides más fuertes pueden provocar irritación estomacal y aumentar el riesgo de sufrir un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular. Algunos antiinflamatorios no esteroides también están disponibles en forma de cremas o geles, que pueden frotarse sobre las articulaciones.

Contrairritantes. Algunas variedades de cremas y ungüentos contienen mentol o capsaicina, el componente de los pimientos picantes. Frotar estas preparaciones en la piel sobre la articulación que duele podría interferir en la trasmisión de las señales de dolor de la articulación.

Esteroides. Los medicamentos corticoides, como la prednisona, reducen la inflamación y el dolor, y retrasan el daño articular. Los corticoides pueden administrarse en forma de píldora o de inyección en la articulación dolorida. Los efectos secundarios pueden incluir afinamiento de los huesos, aumento de peso y diabetes.

Medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad. Estos medicamentos pueden retrasar el avance de la artritis reumatoide y evitar que las articulaciones y otros tejidos sufran daños permanentes. Además de los medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad convencionales, existen también agentes biológicos y medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad sintéticos dirigidos. Los efectos secundarios varían, pero la mayoría de los medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad aumentan el riesgo de infecciones.

Terapia

La fisioterapia puede ser útil para algunos tipos de artritis. Los ejercicios pueden mejorar la amplitud de movimiento y fortalecer los músculos que rodean las articulaciones. En algunos casos, puede justificarse el uso de una férula o de dispositivos de inmovilización.

Cirugía

Si los métodos tradicionales no sirven, los médicos pueden sugerir una cirugía, como:

Reparación de la articulación. En algunos casos, las superficies articulares pueden repararse o realinearse para reducir el dolor y mejorar la función. Estos tipos de procedimientos suelen realizarse de manera artroscópica, a través de pequeñas incisiones en la articulación.

Reemplazo de la articulación. Este procedimiento consiste en extraer la articulación dañada y sustituirla por una artificial. Las articulaciones que se reemplazan con mayor frecuencia son las de caderas y las de rodillas.

Fusión de la articulación. Este procedimiento se utiliza más a menudo para las articulaciones más pequeñas, como las de la muñeca, el tobillo y los dedos. Se quitan los extremos de los dos huesos en la articulación y luego se fijan los extremos entre sí hasta que se curan y forman una unidad rígida.

Prevención:

No siempre se puede prevenir la artritis, pero se puede reducir el riesgo mediante hábitos alimenticios saludables y ejercicio adecuado.

Factores de riesgo:

Historia familiar.

Obesidad.

Edad avanzada.

Complicaciones:

Daño articular.

Inflamación generalizada.

Pronóstico:

Varía según la gravedad y el tratamiento.

 

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